viernes, diciembre 09, 2005

Ojos De Catherine Deneuve


A todos los tratados sobre hacer dedicatorias, olvidada arte menor, delatora e íntima.
A Sigmund, por andarse sin rodeos.
A Franz K., por el abecedario,
A la calle Alcanfores, por ciertas libertades civiles que no están consagradas en ninguna Constitución,
y a Pelikan, por el papel carbón.


Ansia

C la ve bailar sobre el escenario maquillada y en una bata translúcida mientras se revuelve incómodo en la butaca. Al lado, A toma el lápiz y escribe pausadamente: sus manos parecen descansar como mariposas agotadas. C susurra a A, procurando no distraerlo, "Esas manos me gustan. ¿Tratarás ahora con sus pechos?". C se vuelve hacia H, enarca una ceja y éste asiente tres veces, complacido.

En el escenario ella se detiene y mira incrédula sus manos. Dirige los ojos hacia el telón luminoso que hacen los reflectores, sonríe agradecida al impenetrable fondo negro, hace una venia y vuelve a bailar sin enterarse cuán perfecta llegará a ser cuando este majestuoso pas-de-quattre termine.

Carlos Barrientos, Diciembre 2005.